En una pequeña y hermosa vecindad llamada Humanos, existía 5 casitas diferentes con el nombre de dedos, todas con una cierta distancia entre ellas; en una de estas vivía Hallux, y todos en la vecindad lo llamaban Gordo, porque lo era; su casa era un lujo, ¡en serio, un lujo! ya que era enorme… muchos se atrevían a decir que cabían dos ballenas de lo grande que era.

En la segunda vivía Índice, él era muy vanidoso y más que en una casa vivía en un edificio de tres pisos, en él tenía muchas máquinas de ejercicio para estar en forma y poder vigilar a los vecinos y señalarlos por sus acciones.

En la tercera vivía Corazón, él era muy joven y conciliador, su casa era común y corriente, no era ni muy grande ni muy pequeña, pero eso sí, su casa era hermosa ya que él creaba cualquier cosa para decorarla, tenía un ante-jardín lleno de flores y con un aroma especial. 

Anular era uno de los más queridos por su carisma, hacía reír a todos y contaba unos chistes inigualables, siendo débil con algunos de sus compromisos; su casa tenía ciertos parecidos a la casa de Corazón, solo que un poco más pequeña.

por último, pero igual de importante esta Meñique, al igual que su casa era adorable y aunque fuese pequeño tenía un gran corazón y no le dolía ayudar a nadie, para todos era muy importante porque al igual que anular les subía el ánimo a todos y proporcionaba equilibrio en la vida de todos.

Aunque fueran vecinos toda la vida y tuvieran muchas diferencias ellos se amaban como hermanos, era como si nadie los pudiera separar hasta que un día el universo se puso en su contra...

Ya en sus casas, veían la tele y se enteraron de una noticia que los dejó impactados; había un virus y para poder estar a salvo de él, todos se tenían que quedar en casa, eso los entristeció porque ya no podían hacer las actividades diarias que desempeñaban; al pasar los días, fueron naciendo conflictos entre ellos.

Gordo comía más de lo inesperado y no podía controlarse y esto lo entristecía por que se sentía feo, índice una vez quiso salir de su casa sabiendo que eso no estaba permitido, porque ya no podía ver a nadie para señalar, todos se acercaron a él y le impidieron salir, era obvio, que, aunque estuvieran separados, se seguían amando mutuamente y no querían que le pasara algo malo, así que volvió a su casa de mala gana; Meñique se sentía muy insignificante ante tan gran situación; Corazón estaba confundido, herido y adolorido por todo lo que estaba ocurriendo no solo en su vecindad sino en el mundo entero y se deprimió.

debido a la situación en la que estaba toda la vecindad Humana Anular que estaba más cuerdo y sereno, reflexivamente les dijo lo siguiente: debemos aprender a escuchar y ser obedientes a las instrucciones; cada uno de nosotros somos importante para el mundo y aunque estemos en cuarentena no debemos estar disgustados, debemos aprender a sonreír, respetarnos mutuamente y anular todo mal sentimiento. ahí fue donde todos abrieron los ojos y se dieron cuenta que ellos no eran vecinos sino familia y la familia debe mantenerse unida.
 

Al pasar el tiempo se logró combatir el virus y la vecindad Humana aprendió que unidos y siendo obedientes se pueden dar grandes pasos para la victoria. Y como decía el dedo anular con gran bondad, todo esto se pudo soportar anulando de nuestro corazón todo sentimiento egoísta.